martes, 25 de noviembre de 2014

Es una copa de lo mejor, cuando se ríe

Una de las cuantas dudas que siento constantemente al caminar es que tan "explicitos" hemos de ser. 
Martín Aguiar dijo que en la vida hay que ser explícitos, en todo. Y creo que eso está sonando constantemente en mi cabeza, tiene razón, hay que ser explícitos! Pero... ¿Hay que tomar eso como estandarte e ir por la vida diciendo todo constantemente? No lo se... no nos vayamos al extremo. El lo dijo en clase, para marcar un punto... Punto que a mí me marco, definitivamente. 

Te vi, me haces reír, me haces sentir bien, te admiro. Creo que abriste el espacio con el que yo necesitaba toparme. Espacio en el cual depositar tantas cosas que desde hace un tiempo siento que tengo que depositar. Esa sensación de maripositas en la panza, de no saber cómo actuar al lado tuyo. Esas ganas de querer ser un poco como vos, y de tenerte en mi cabeza todo el día. Imaginar que te estoy por cruzar y que me vas a dar un abrazo. Abrazo en el que me voy a romper para armarme obviamente. Ese espacio pelotudo de estar enamorado.

Pero ojo con abrir la caja de pandora y ser tan explícitos, por que eso tiene consecuencias. Consecuencias a las cuáles tenemos que estar dispuestos, y preparados para afrontar. Claro, Martín eso no lo mencionó, lo dió por hecho, y lo comentó un poquito de costado. 

Tengo miedo, miedo de decirte lo que siento. Más que miedo al rechazo, creo que tengo miedo a que me aceptes... Algo en lo más profundo de mí me dice que no va a pasar, que va a ser un rechazo. Y que en cinco años va a ser una anécdota que cómo aprendí algo... Pero, ¿Qué pasa sino?

Silencio, que el miedo se tiene que ir... 

No hay comentarios:

Publicar un comentario