sábado, 14 de abril de 2012

Simpleza de vos

Simpleza de extrañarte. Simpleza de cocinar tu propia comida, entre mates, entre charlas (sentada en la mesada, en el piso, en una mesa) entre besos, entre juegos. Simpleza de no pedir más de lo que se tiene, sino disfrutar de todo aquello, porque es lo que hay, porque es lo real. Simpleza de mirarte a los ojos y perderme en tu mirada. Simpleza de compartir un vaso y comer con la mano. Simpleza de no perder tiempo, de tomarte todo el tiempo del mundo, porque no hay tiempo, no hay relojes. Simpleza de no tener televisión y que la mente no se te queme día a día con información, mucha información, de la cual menos del 10% te sirve para vivir. Simpleza de crecer en una charla, en un colectivo, en una decisión. Simpleza de escuchar tu voz mientras me lees y rascarme la cabeza. Simpleza de ver cómo me dejas sola y cómo no queres despegarte de mí. Simpleza de vivir realmente en el presente, no por ser una frase hecha, no por forzarlo, no por decirlo y ser careta, sino por ser así. Simpleza de vivir sin las luces y los lujos de la ciudad, dejar que mis pies se descalcen, y ponerme el pantalón al revés, ¿Por rebeldía? No, porque sí. Simpleza de no consumir de más. Simpleza de no sentir euforia, de disfrutar, y de saber que es algo que vas a recordar “por siempre” si esa expresión realmente existirá. Simpleza de sentirte libre, de poder decidir. Simpleza de no consumir de más. Simpleza de poder compartir todo aquello. Simpleza de no querer irte.