lunes, 22 de diciembre de 2014

En tus brazos

¿Estás ahí?
Sí, yo se que estás. Y vos sabes que yo estoy.
Por que te miro a los ojos y no tengo que hablarte.
Y necesito descansar de vos, necesito no pensarte, por que no se puede. Por que yo no puedo...
Y no duermo, y me levanto a las 5 am todos los días.
Y se que es por vos.
Abrazame... Fuerte, hasta que me rompa, hasta desarmarme. Para volver a hacerme.
Acostate al lado mío cuando estoy cansada y sólo quiero un mimo.
Dame sólo cariño, que  los años vienen solos.
No quiero saber tu pasado, no quiero saber tu futuro. Sólo quiero saber si podes estar sólo con vos mismo cuando todos se fueron.
Abrazame, suave. Hasta que me duerma, en tus brazos.

miércoles, 17 de diciembre de 2014

Los años no vienen solos

Iba caminando, iba sin rumbo, iba buscando, ¿o iba dejándome encontrar?
Lo que quería encontrar era con quién compartir ese espacio, tan mío, tan propio.
Y me confundí, y no era.
Iba andando en bici, iba tratando de escaparme de mis pensamientos. Iba queriendo dejar mi mente en blanco, y ella no quería.
Y para condenarme, y para penalizarme organizó todos mis sentimientos, y los puso juntos frente a mi, y me dijo "hacete cargo".
El llanto fue de esos, de esos viejos, de los que ya me escucharon hablar. Y como alguien recién salido del Borda pedaleaba, llorando y riéndome al mismo tiempo.
No sabía, no entendía si sentía tristeza o si sentía una felicidad inmensa. No me importó.
¿Por qué?
Por que sentía, sentía a más no poder. Como si todo mi cuerpo fuera un sentimiento, uno sólo, el centro del Universo y todos juntos. Salían de mi, desde mí hacia el mundo, en ese mar de llanto y transpiración.
Me estaba transpirando el corazón, diciéndome: Acá estoy, esto soy, esto sos.
Y me reafirmé, me hice más fuerte.
Ya no iba, estaba, sentada, fumando.
 Y en ese humo, denso y liviano, que buscaba el techo y me miraba con sus matices grises, todo se volvió tan claro.
Mi mente me dijo, acá estoy, esto soy, esto sos.
Y nos organizamos, y nos amigamos... Y entendí lo que era importante.
No me traigas tus frustraciones, no me las des a mí. Contámelas y después hacete cargo.
No llegues cansado y sin ganas de ser responsable de tu propia felicidad. Por que vos y yo sabemos que es un trabajo difícil, pero que no podemos vivir de otra manera.
 No me pidas que tiña tus canas. Hablame de las aventuras que te llevaron a tenerlas.
No me des un doble discurso. Arriesgate y tomá una posición.
No me mientas. Decime una verdad que me duela, pero que sea geniuna.
Teneme paciencia cuando quiero aprender.
No me cortes las alas simplemente por que vos ya no querés volar.
Animate a vivir.

sábado, 13 de diciembre de 2014

Dicen que viajando se fortalece el corazón

Todo día de lluvia amerita responderse algunas preguntas...

Manuel me preguntó por qué necesito viajar. Mi primer respuesta fue "porque me permite estar lo más afuera que puedo del sistema" y después me di cuenta que eso es una gran mentira... no lo estoy, y no es por eso por lo que necesito viajar. Eso es lo que pensaba la primera vez que viajé, que quería salir del sistema, de la opresión, de las expectativas, de las mentiras, del consumismo... Pero después me di cuenta que necesito encontrar mi lugar en el sistema, y que eso es lo que estoy haciendo.

Entonces ¿Por qué necesito viajar?
Por que me gusta, por que me hace feliz. Por que viajando encuentro, veo y aprecio muchas de esas pequeñas cosas que se me escapan en el día a día. No quiere decir que no existan, que no estén, sino que viajando estoy mucho más receptiva a dejarlas empaparme.
Conozco lugares nuevos, paisajes nuevos, atardeceres, amaneceres, relieves, árboles, desiertos, frío, calor, lluvia, sequía. Sed y hambre.
Viajando veo animales que no se qué son y me da curiosidad.
Mis sentidos se activan, se vuelven astutos. Mi atención se agudiza. Y lo importante es sobrevivir, vivir.
Viajando me sorprendo a cada instante, y todo, todo es una aventura. O yo lo vuelvo una aventura.
Por que viajando me enamoro a cada instante, aprendo, enseño. Encuentro y digo adiós a cada momento, y se me empapa el corazón, de personas, de sonrisas.
Viajando escucho música que nadie conoce, y me encanta.
Por que viajando, vivo sin lujos, y lo único que importa son las necesidades.
Me levanto sin saber qué voy a comer o dónde voy a dormir, y es una aventura descubrirlo.
Por que viajando las marcas no importan. No importa quién tiene más o quien tiene menos. Lo que importa es cuánto podes dar y cuánto te podes dejar ayudar.
Viajar me saca de la rutina, de lo que se vuelve cotidiano. Y veo una realidad que nadie nos cuenta, que no la pasan por la tele, que no la presentan en los diarios... que no es noticia, y es realidad.
Viajando la comida es mucho más rica.
Viajando todo lo que necesito está en mi mochila.
Nadie se queja si ando en patas.
Dos remeras y un pantalón es todo lo que uso, y a nadie le importa

.
Y todo lo que me hace falta, esta en una mano amiga.
Viajando lloro, me pierdo y me vuelvo a encontrar.
Viajando me invito al silencio, el tiempo deja de importar. El celular deja de sonar.
Encuentro paz.
Me doy cuenta de lo que más quiero. Y de lo que verdaderamente extraño.
Viajando reivindico lo que más creo, que lo único permanente es el cambio


Viajando soy mi mejor versión.