lunes, 30 de junio de 2014

sábado, 14 de junio de 2014

Y todos en el 93, nos aplaudían con los pies.

Ayer soñé con vos. y fue raro. 
Fue un día largo, extraño. Con mucha lluvia y mucho cansancio, francamente, un día con falta de entusiasmo. 
Desde que lo descubrí, el entusiasmo es el elixir de mi vida, y sino lo tengo, me aburro, me frustro. Para ser sinceros, empecé muchas cosas que pensé que me iban a entusiasmar, replicando ese comportameinto conocido de principio de año, en el que todo lo nuevo que empiezo va en subida, pero no pasó. Y eso, me aburre. Me aburre no encontrar esos espacios que me hacen tan bien, y estar rodeada de tantos otros, que no me gustan.
Así que no podía dormir, veía cómo pasaban las horas, y nada... eran las 11, las 12, la 1 ... hasta las 4.30 que fue la última vez que miré el reloj. Mi mente estaba por estallar, mi pecho se sentía comprimido, pero mis ojos no querían llorar. Así que me quedé dura, esperando... 

Cuando me desperté hoy, fue raro, estaba confundida, muy confundida. 

Yo estaba trabajando en el restauran, como siempre, vestida toda de negro. Era una noche muy fría, y cuando fui a fuera a tomar aire, algo se me cayó en el piso. Las luces de tu auto estaban en frente mío, brillantes, y se veía el vapor de agua de mi respiración subir en el aire helante. Ví tus ojos claros, como balas moviéndose muy rápido. Y se que sin hablarnos, entendimos que teníamos que hacer como que no nos conocíamos. Agaché la mirada y seguí pretendiendo que buscaba algo. 

Bajaste con tu familia y pasaste por al lado. No se cuántos eran, ni cómo se veían, sólo se que el pecho estaba paralizado. No estaban en ninguna de mis mesas, es más estabas en un sector que te separaba con una puerta, ni siquiera podía verte, pero me imaginaba, y me imaginaba, y me imaginaba. ¿Qué estarías pensando? ¿La vida nos cruzaría de verdad? ¿Por que no podemos tomar un café y simplemente... hablar?

¿Qué tengo que hacer yo, y porqué sigue el eco de ese encuentro, ni siquiera real atormentando mis pensamientos?

viernes, 6 de junio de 2014

No escribiste más en tu blog, qué lástima

El sólo lo dijo, pero yo lo venía pensando hace un tiempo. Y creo que se por que hace un tiempo que no escribo, ni en el blog, ni en ningún lado. Inercia, inercia al sentimiento.

En este último tiempo es como si mi corazón se hubiese congelado, y yo, quedado en piloto automático. Suelo tener mis ciclos, con un principio de año lleno de entusiasmo, de sorpresas, de metas... de sueños. Y un fin de año catastrófico como la caída de la casa Usher, con decepciones, miedos, furias.

En año pasado fue increíble, todo en alto, todo entusiasmo, todo energía. Y este año, caída catastrófica? Algo en mí se decidió a que esa parte del ciclo no se completara, y optó por esto, por una inercia absoluta, completa, sin lugar a nada más. O como si hubiera cosas que simplemente quieren decantar, allí en las profundidades del océano de los sentimientos.

Aprecio, valor, y amo mucho, mucho más que antes, mucho más que siempre. Pero no hay chispa, no hay fuego, nada es excitante. Es como si me hubiese entregado a la rutina, como si tuviera miedo de dejarme enamorar por el día a día, por los nuevos proyectos de este año. Y a la vez, como si tuviera miedo de dejarme llorar, o decepcionar por aquella pasión tan amada que hoy no está, por esa consciencia que en esta ciudad siempre fui, y soy, sólo un pasajero.  De repente es, como si le estuviera poniendo un escudo a mis sentimientos. Y un silencio a mi cerebro, analizador de todo. Algo en mí le dijo basta, ya no analizamos más.

Por eso no escribo, por eso no cuento, por eso camino en silencio. También por que me estaba negando a ver ésto, y simplemente quería ¨ir por la vida, en el lymbo, hasta que algo surja¨.

Pero para eso están las personas que ocupan un lugar importante en nuestra vida, para hacernos ver, eso que nos hacíamos los distraídos, los ocupados, los comunes.