viernes, 6 de junio de 2014

No escribiste más en tu blog, qué lástima

El sólo lo dijo, pero yo lo venía pensando hace un tiempo. Y creo que se por que hace un tiempo que no escribo, ni en el blog, ni en ningún lado. Inercia, inercia al sentimiento.

En este último tiempo es como si mi corazón se hubiese congelado, y yo, quedado en piloto automático. Suelo tener mis ciclos, con un principio de año lleno de entusiasmo, de sorpresas, de metas... de sueños. Y un fin de año catastrófico como la caída de la casa Usher, con decepciones, miedos, furias.

En año pasado fue increíble, todo en alto, todo entusiasmo, todo energía. Y este año, caída catastrófica? Algo en mí se decidió a que esa parte del ciclo no se completara, y optó por esto, por una inercia absoluta, completa, sin lugar a nada más. O como si hubiera cosas que simplemente quieren decantar, allí en las profundidades del océano de los sentimientos.

Aprecio, valor, y amo mucho, mucho más que antes, mucho más que siempre. Pero no hay chispa, no hay fuego, nada es excitante. Es como si me hubiese entregado a la rutina, como si tuviera miedo de dejarme enamorar por el día a día, por los nuevos proyectos de este año. Y a la vez, como si tuviera miedo de dejarme llorar, o decepcionar por aquella pasión tan amada que hoy no está, por esa consciencia que en esta ciudad siempre fui, y soy, sólo un pasajero.  De repente es, como si le estuviera poniendo un escudo a mis sentimientos. Y un silencio a mi cerebro, analizador de todo. Algo en mí le dijo basta, ya no analizamos más.

Por eso no escribo, por eso no cuento, por eso camino en silencio. También por que me estaba negando a ver ésto, y simplemente quería ¨ir por la vida, en el lymbo, hasta que algo surja¨.

Pero para eso están las personas que ocupan un lugar importante en nuestra vida, para hacernos ver, eso que nos hacíamos los distraídos, los ocupados, los comunes.

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