lunes, 1 de octubre de 2012

Y contar cada luz que nos hace temblar.

A pies descalzos me puse a andar bajo los techos de la ciudad, y en mi cuerpo desnudo sentí el frío de la brisa, de aquella noche, que me sacó muy temprano de la cama, antes de la madrugada. Pero no había estrellas, solo café y soledad. Amada soledad. Descubrir la noche, sus misterios, sus sonidos, su adrenalina. Explorar las partes oscuras que de día no se dejan ver, y refugiarme, en recovecos nuevos.

Capas por eso no duermo, espero a los delirios de la noche. 

Puede des estructurar todo tu misterio..desde el mar no hay piedad.

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