martes, 29 de mayo de 2012

2 minutos.

Todo aquel que en algún momento haya mirado su destrozada imagen en el espejo, se sentirá especial.
Todo aquel que haya puesto alguna vez la música más deprimente, para hundirse hasta ser tan pesado como la materia más densa, se sentirá identificado.
Todo aquel que alguna vez se hay sentido orgulloso de su macabra enfermedad mental, me entenderá.
Todo ser humando que hay disfrutado del dolor, sabrá de que hablo.

No importa de dónde viene el dolor, que lo causa, lo importante es disfrutar vilmente de esa pesadez de ojos, de ese odio, de ese deseo perverso de arrancarse la piel y echarse al fuego, al fuego de un mundo subterrenal, supracelestial, con voces, del más, ¿Más qué?. Tan intenso, tan sublime, tan negado, tan prohibido. Tanto alimento para el ego, de sentirse invencible, de sentirse especial, diferente, con una locura tan macabra.

Recordando eventos, películas, roses...

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