miércoles, 4 de febrero de 2015

Un Rosario por el Águila Coronada

Creo que lo único que hay para decir es :Gracias
Gracias a la vida que te trajo a este mundo y te compartió con nosotros. 
Gracias por haber sido un ejemplo. Ejemplo de mujer, esposa, madre y abuela. 

Compañera, compañera fiel por sobre todo. 
Con una fe inmensa y un cariño sin límite, único y geniuno. 
De pocas palabras, por que no las necesitabas. Desde los fideitos munición hasta las milanesas con puré nos malcriaste a todos. Aun que eso implicara siete menúes por medio día. Y obviamente que nos mandaras a hacer los mandados. 

Y me enseñaste que es mala educación preguntas ¿Qué hay de comer? o ¿Qué hay de postre? Cómo te enojabas...
Cómo nos retabas.. Y aún así sabíamos que era tu forma de decirnos cuánto nos querías. 

Méritos para el cielo decías siempre. Los tenés todos, todos bien ganados. Y espero que se cuiden allá arriba por que seguro ya los debes andar mandoneando. 

Tu casa siempre fue una escuela de la vida. Mi primer trabajo: sacando yuyos, $2 la hora y un almuerzo. Me compré mi primera bicicleta. 

Aprendí a tejer, a jugar al chinchón, a rezar un Rosario... Y a que nada en la vida viene siin esfuerzo. 

Gracias por entender y disfrutar mi locura. Y a cada uno de nosotros por lo que somos. Creo que todos coincidimos en que somos afortunados de los abuelos que tuvimos. 

Hoy te reencontrás con los que allá te esperan. 
Méritos para el cielo, bien ganados. 

Las personas que uno quiere no desaparecen, sólo se hacen invisibles. 

Ana, anita, Ana María, Anilla. Vieja loca para mí.

Hoy te haces águila, Águila rapaz, que desde arriba nos cuidas. 

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